Lo vimos en la puerta de la entrada del bar. Sombrero de paja. Fumaba sus clásicos sin filtro. No podemos negarlo su hechizo nos perdura hasta hoy. Lo encontramos en la barranca junto al huisache. Hasta muerto daba susto. Robamos su sombrero, Quitamos la sangre y cada semana nos lo turnamos. Comenzamos a fumar, pero nos falta rencor.
A ti te queda mejor. Dijo el hermano mayor.
Mi cabeza es chica como la de mi madre.
El Fumeiro no tenía madre por eso le cortaron la cabeza.
No, creo fue por lo que debía. Mucho dinero afirmó el mayor. Llevando la mano al bolsillo.
Qué es eso que brilla.
Un puñal.